Sí, aunque no lo creas, en mi vida ha existido una
relación estrecha con un rey. Mis primeros recuerdos provienen de mi primera
juventud y en lo nebuloso de mi memoria no distingo si el primer recuerdo es de
cuando bailé con un chico Amada Amante, o fue cuando escuché “Namoradinha de um
amigo meu”. De “Amada Amante” te puedo decir que hasta cierto punto fue un
escándalo; ¿cómo un cantante romántico se atrevía a cantarle a su amante? Pero
viniendo de un joven cantautor brasileño, se le disculpaba. ¿Ya te acuerdas?
Aquello de introducir música de órgano en esta canción, era innovador; ¡se oye
tan bello!
Esa voz suave tocaba mi corazón y ahora que me acuerdo,
Enamorado de la Novia de un Amigo, la cantaba en portugués y bueno, en esos
días la aprendí en ese bello idioma.
También, la canción “Quero me casar contigo”. Creo que nunca las grabó
en español.
Por allá de 1972 una amiga me invitó al XV aniversario
de la hija de un alcalde del Estado de México y fuimos hasta ese municipio de
la periferia de la ciudad de México porque la cumpleañera había pedido como
regalo a su papá que su cantante predilecto actuara en su fiesta. Las mesas estaban colocadas muy cerca del
improvisado escenario de un salón de fiestas. No recuerdo cómo se llamaba la
festejada pero sí que terminada la cena aparecieron cinco músicos para tocar
los acordes de las canciones del joven cantante que se presentó con un atuendo
de piel en color negro, su camisa dejaba al descubierto parte de su pecho del
que colgaba un deslumbrante medallón; enamoraba su largo cabello oscuro y
ondulado, su sonrisa encantadora y su voz de terciopelo. Admiré su estatura, su esbeltez y ¡sus piernas!
Las jóvenes aplaudíamos a más no poder, le lanzábamos piropos y él, sí, él,
sonreía, saludaba en español y su acento me parecía atrayente.
Cantó varias canciones y se acercó a la mesa de la
festejada. No se cómo pero de pronto lo vi más de cerca mientras le cantaba a
la quinceañera de quien ya podrás imaginar su alegría. ¿Cómo llegué a la mesa
de honor? Es algo que jamás he podido explicarme.
El ídolo de la canción volvió al escenario pero sus
interpretaciones empezaron a ser inaudibles por el griterío de las mujeres que
nos encontrábamos ahí; solo gritábamos, porque ninguna nos atrevimos a subir al
escenario, aunque puedo jurar que lo hubiéramos hecho si no nos lo hubieran
impedido las buenas costumbres que en esos días prevalecían y no teníamos el
valor de romper.
Al anunciar su despedida, las mujeres gritamos “no te
vayas”; él replicó que le gustaría quedarse en México y no se cómo salió de mi
garganta un potente “quédate conmigo”. El me miró y me dedicó la más amplia
sonrisa de esa noche. Tú que me conoces,
sabes que nunca he tenido una voz fuerte, más bien hablo bajito … pero el grito
de esa ocasión salió de mi alma.
No, no te rías; ya se que ahora suena alocado mi
comportamiento, pero recuerda que estaba saliendo de la adolescencia. Y así como tú, la amiga que me invitó a esa
inolvidable velada, me dijo que le sorprendía mi transfiguración, jajajajajaja. De ser una seriecita, había pasado a ser una
fan prácticamente delirante. Creo que esa noche no pude dormir.
Me torné incondicional de ese cantante maravilloso; hasta
mucho después supe que en esa época él ya estaba casado y tenía una hija llamada
Lulu. Pero lo que me impresionaba eran sus canciones en español como “Detalles”
y “La Distancia”. Mira, guardo este LP de acetato que es una reliquia. Escuchaba y escuchaba esas canciones y las
escribía para después cantármelas a mí misma.
Ya sabes que los mexicanos creemos que nuestro país es
la plataforma de lanzamiento para los artistas extranjeros. Me parece que en el
caso de él no es así, este gran cantautor ya era un ícono en su patria, así
como en Argentina y Chile. Sus canciones habían traspasado fronteras, además
cuando él llegó a México su fama estaba más que cimentada por el programa Jovem
Guarda y muchísimos éxitos en radio, televisión, cine, presentaciones personales
e incluso había ganado en 1968 el prestigiado Festival de San Remo (Italia).
Ahora comprendo y admiro su humildad porque en un
principio no se presentó en los magnos escenarios, sino en lugares modestos, lo
que fue la base de su grandeza porque pronto se ubicó como el número uno de la
llamada Ola Brasileña.
Pasaron algunos años y solo de vez en cuando escuchaba
noticias de él o nuevas canciones en español, que nos llegaban con atraso,
precisamente por aquello de la traducción. Entre las que con particular cariño
recuerdo, están El Gato en la Oscuridad, Propuesta, Cama y Mesa, ¿Qué Será de
Ti?, Si el Amor se Va, Cóncavo y Convexo, La Montaña, Amigo, Jesús Cristo, Un
Millón de Amigos … que hasta hoy oigo con deleite.
Quedaron atrás los días de él con sus cinco músicos,
porque después fueron tantos que formaban una verdadera sinfónica, que un día
impresionó a un gran cantante estadounidense. Son muchos los músicos originales que hasta
nuestros días lo acompañan, aunque en menor número por el avance tecnológico, más la adición de un
caballero y dos damas coristas.
A fines de los setenta, volví a entusiasmarme con él porque
seleccionaron Amigo para cantársela a Juan Pablo II en su primera visita a
México. Todos la cantábamos y en mí renacía la sensación de tener “mariposas en
el estómago” al recordar lo cerca que había estado de ese cantante, algo que
había platicado a mis hermanas quienes por su propia cuenta se convirtieron en
fans de él y por ello tengo una sobrina Carla (27 años) y dos sobrinos segundos,
Carlitos (9 años) y Roberto (3 meses).
Mas lo fui olvidando hasta hace relativamente pocos
años en que anunció su retorno a México, después de una larguísima ausencia.
Era indispensable que mis hermanas y yo asistiéramos a su concierto; así que
compramos los boletos y me vi sorprendida por el culto, la devoción y fidelidad
que mis hermanas le profesaban; me habían superado.
Mi hermana Tere me prestó artículos periodísticos que
había recopilado acuciosamente. Por estos me enteré de los matrimonios de mi
ídolo, de la sensible pérdida de su última esposa y creo la más amada, María
Rita; así como su trastorno conductual que lo obligaba a vestirse de azul y
blanco, entre otros “detalles”. Creo que
está dado de alta en el presente porque recién lo vi en la tele vestido con un
traje convencional color gris, camisa blanca y corbata de colores. Recibió el
mayor reconocimiento a un artista latino y dio las gracias, diciendo que era un
honor para él … siempre modesto y lleno de nobleza. La crema y nata de los artistas latinos lo
aplaudieron de pie.
Volviendo a Tere, esta hermanita me platicó el
conflicto que ella tuvo con su esposo porque un día les dijo a sus hijos,
mostrándoles un periódico, “miren, este es su verdadero padre”. Más adelante, uno de mis sobrinos se lo dijo
a su papá y ya imaginarás la que se armó.
Por fin llegó el día tan ansiosamente esperado. Me
percaté del tiempo que había pasado porque para grabar el concierto estaba la
camioneta de la radiodifusora “El Fonógrafo, música ligada a su recuerdo”;
estación dedicada a los éxitos de antaño. Sí, había pasado mucho tiempo.
En el concierto sentí algo que no logro describir. El
conservaba su romántica suave voz y las canciones, muchas desconocidas por mí,
eran “cantadas” por una audiencia de 10,000 fanáticos que abarrotaban nuestro
máximo escenario musical. Escuché por
primera vez Emociones, Desahogo, Mujer Pequeña, Lady Laura, El Día que me Quieras y desde luego las que me
trajeron bellos recuerdos. Y habló con su público en español, con su encantador
acento brasileño que me fascinó desde
aquella ya lejana e imborrable noche de principios de los setenta.
Al final, nos arremolinamos ante el gran escenario para
recibir una rosa, obsequio de él; volví a verlo relativamente cerca. Había
cambiado, tanto como yo misma había cambiado. Lo vi como todo un caballero,
vestido impecablemente, con su cabello lacio y su carita con arrugas; pero eso
sí, lo vi muy guapo.
Miré los rostros de mis hermanitas, así como las de
todas y todos sus fans, llenas de emoción hasta las lágrimas. Estoy segura que
como yo, deseaban que el concierto nunca terminara.
Al salir del Auditorio Nacional, las hermanas compramos
souvenirs creyendo que con estos nos llevábamos un pedacito de nuestro ídolo. Compartimos
nuestros sentires y supe, por ejemplo, que una sintió un cosquilleo particular
en sus piernas, que la inmovilizó; otra sintió que su corazón latía más de
prisa, otra no podía articular palabra, y yo … ¿qué te puedo decir? También las hermanas discutimos sobre quién
lo amaba más y bueno, más o menos, llegamos al acuerdo de que una es la namoradinha,
otra es la amante y otra la amiga. Así, nos ilusionamos con la idea de rendirle
un tributo a este ser que tanta alegría y romanticismo ha dado a nuestras vidas
y … ¡a esperarlo hasta su próxima visita a México! Por fortuna, hemos asistido
a todos sus conciertos aquí y últimamente hemos estado acompañadas de la
segunda generación de incondicionales de este fascinante artista.
Después del primer concierto se despertó en mí el
interés por saber qué había sido de su vida, así que por Internet me inscribí a
su página oficial, para estar al tanto de sus actividades artísticas y leí
muchos artículos acerca de él. Me enteré que existió una biografía no
autorizada y la “bajé”, imprimiendo poco a poco las más de 600 páginas escritas
en portugués que leí con gran entusiasmo. Así supe de su niñez, su
adolescencia, su inicio azaroso en el mundo artístico, sus primeros éxitos, la
historia de sus canciones, el entorno en que las escribió, sus “parcerías”, sus
giras, sus triunfos, sus amores, sus matrimonios, sus hijos, sus amistades, su
familia y un sinnúmero de etcéteras.
Por ejemplo, de su infancia quedé prendada del niño
que cantaba para las visitas escondido detrás de una puerta y después, cuando
ganó un concurso radial cuyo premio consistió en una bolsa de “balas” (en ese
momento no sabía yo que eran dulces). Conmovida por el accidente que sufrió, lo
admiré todavía más porque logró triunfar a pesar de todo. Y así paso a paso,
absorbí la tremenda recopilación de lo investigado ¡durante 16 años! por un
gran fan.
En 2009, tuve la enorme fortuna de visitar Río de
Janeiro y platiqué mucho de él con mi amiga María Claudia, una bellísima
carioca quien me comentó que su mamá era también fan. Conocí a la linda señora Odeneide quien me
platicó largamente de nuestro cantante predilecto. Antes de casarse trabajó en
una empresa relacionada con la música donde lo conoció y él le mostró mucho
interés. Me enseñó una fotografía con él en medio de dos hermosas jóvenes. El
miraba a una Odeneide en plenitud de belleza y simpatía. Por casualidad, él
vestía un atuendo de piel color negro cuya camisa dejaba ver aquel medallón,
tan conocido por mí. De igual forma, lucía esa larga cabellera oscura y
ondulada. Así que coincidimos en que ese encuentro fue en la misma época en que
yo también lo conocí.
Creo que esa foto quedó gastada de tanto que la miré;
observé cada detalle y aún me impresiona la mirada de él hacia Odeneide quien nuevamente
lo vió años más tarde en un concierto; ella esperaba ya a María Claudia en su
vientre. El cantó con singular sentimiento Te ves tan Linda (esperando un
bebé), que públicamente le dedicó a ella.
Mira, tengo un escaneo de esa foto. ¡Observa la mirada
de él a Odeneide!
Ah, uno de los más grandes elogios que he recibido es
que alguien me dijera que pocas extranjeras saben tanto como yo acerca de él,
nombrado mi novio por mi gran amiga y hermana espiritual, Kao, una preciosa
mineira. Ambas reímos porque a la vez de novio mío, ¡también es mi cuñado!
Ah, se que muchas personas -si leen mi historia,
tendrán muchísimo que agregar-. Comprendo que solo soy una más de sus millones
de fans, que sus contemporáneos brasileños y extranjeros, tendrán mucho más que
decir y cada uno observará los faltantes en mi relato y habrá quienes recuerden
que tal o cual canción de O Rei, ha marcado un momento inolvidable en sus
vidas.
Y fue precisamente en Brasil donde confirmé que él
sigue siendo O Rei; título que el público le otorgó desde los años de la Jovem Guarda y que
conserva merecida y majestuosamente. Entre
la multitud de detalles que de él retengo en mi memoria, sé que es el cantante de
América Latina que más discos ha vendido mundialmente; que a donde quiera que
va, dentro y fuera de Brasil, la gente lo admira y lo respeta. Sus CD’s y DVD’s
son un verdadero tesoro para quienes nos deleitamos con sus bellas
interpretaciones y como puedes ver, aquí tengo este MP3 que contiene ¡300 de
sus canciones!
Con frecuencia escucho y/o veo la grabación de sus
conciertos; me vuelvo a emocionar profundamente y me siento muy orgullosa de
ser su súbdita, no siempre fiel, no siempre tan apegada a él, pero eso sí, muy
agradecida porque mi petición para que no se fuera de México se ha cumplido,
pues Roberto Carlos se quedó, sí amiga mía, se quedó aquí, dentro del corazón
de esta mexicana.