lunes, 5 de diciembre de 2016

16 - ASÍ TE CUENTO DEL TEQUILA





Ya sabes que tenía muchas ganas de ir a Guadalajara. Hacía 30 años que no iba; además, visitar la población llamada Tequila, viajando en un tren muy especial, era muy atractivo.

La capital tapatía es muy linda y limpia. Su gente es muy amable; siempre sonriente, siempre servicial.  El paseo en calandria, para recorrer el centro histórico, algo sensacional. La algarabía del grupo de chilangos  contagiaba a los tapatíos, que se asombraban ante nuestras grandes muestras de alegría y cómo no, si estábamos disfrutando las bellezas de la Perla de Occidente.

Para ir al Municipio de Tequila, fuimos a una estación de ferrocarriles. Abordamos el “tren expreso” y tan pronto ocupamos nuestros asientos, fuimos obsequiados con refrescos, “Tortas Ahogadas” y otros antojitos, como el guacamole, uhmmm!  Enseguida que el tren se puso en marcha un grupo de Mariachi nos entusiasmó a todos con El Son de la Negra, seguida por Guadalajara, Ay Jalisco no te rajes y otras canciones … La música con mariachi siempre me hace sentir algo en el pecho, ¿te sucede lo mismo a ti, con la música de tu tierra?

La carretera a Tequila es amplia y la vista es halagadora. Se nota la bonanza tapatía. Me alegró mucho ver que la zona industrial está fuera de la zona urbana,
Después de ver las plantas industriales, empieza el verdadero verdor de la campiña jalisciense y se admiran algunas montañas pequeñas, aunque sabemos que Guadalajara se asienta en una llanura. Esto no lo aprendemos en la escuela, sino que la canción nos lo enseña.




“Guadalajara en un llano,
México en una laguna.
Me he de comer esa tuna,
aunque me espine la mano …”


Tequila se asienta en un valle no muy extenso. Fuimos recibidos por jóvenes que ofrecen guiarte por los sembradíos del Agave Azul, la materia prima del tequila, bebida mexicana por excelencia.

Elegimos visitar la destilería La Cofradía y mientras esperamos que nuestro guía se disponga a enseñarnos, admiramos los alrededores. Árboles frondosos que dan sombra a ese cactus maravilloso que justamente es el agave azul.

Seguimos al guía, cuya voz es fuerte, firme y agradable al darnos las explicaciones pertinentes respecto a este tipo de agave, del cómo surgió su aprovechamiento y su exportación a todo el mundo.

Entramos a la destilería en sí. Fuimos informados paso a paso de la manera en que esta bebida se elabora para lograr las diferentes variedades y calidades del tequila, hasta llegar al envasado y la degustación.

El tequila es un destilado originario precisamente del municipio que le da su nombre en el estado de Jalisco, México. Se elabora a partir de la fermentación y destilado al igual que el mezcal, del jugo extraído del agave, en particular el llamado agave azul (Agave tequilana, cuyo desarrollo fluctúa entre ¡10-12 años!, para que -desde su plantado, hasta su maduración-, cuando en su interior ya puede encontrarse su extraordinario néctar, base del Tequila).


Tú me dirás si acaso sería inmerecido el honor de su certificación de origen que distingue a Tequila, Jalisco; así como a Cognac, Francia.

Supimos entonces que la pureza de un tequila consiste en estar hecho completamente a partir del agave. Cuando un tequila no señala en la etiqueta de su envase que es 100% de agave es un tequila mixto. Esto significa que una proporción del azúcar obtenida del agave se mezcló con otros azúcares durante su elaboración.

Durante muchos años existió en México una norma que permitía que los tequilas tuvieran un mínimo de 51% de agave y un máximo de 49% de otros azúcares. Desde hace algún tiempo, sin embargo, la norma exige que para ser llamado tequila debe ser al menos 60% agave. En los tequilas mixtos, el agave se mezcla con jarabe de maíz o de caña de azúcar.

Se nos enfatizó que el nombre “tequila” es una denominación de origen controlado, reconocido internacionalmente, y que designa el destilado de agave elaborado en regiones determinadas de México, en las inmediaciones de las localidades de Tequila y Amatitlán, así como en Arandas y Atotonilco el Alto en la zona de Los Altos, Jalisco y en Nayarit en municipios cómo Ixtlán del Río. También se elabora en determinadas zonas en Guanajuato, Michoacán, y Tamaulipas.

El origen náhuatl (téquitl: trabajo u oficio; tlan: lugar); entonces, la palabra “tequila” habla de un lugar de trabajo y, a la vez, de la labor específica de cortar plantas (le llaman “jima”). Igualmente, la palabra tequio se refiere a la tarea de los hombres de campo, que desde tiempos antiguos es considerada un don divino, que se debe honrar y su producto es prácticamente una ofrenda sagrada.

Así me explico a mí misma, el “boom” internacional del tequila que se ha sostenido, gracias a la calidad de su manufactura y la nobleza de sabor.

Creo que el coctel “Margarita” es mundialmente conocido, pero para los genuinos consumidores, es mejor beber el tequila “derecho”; es decir, sin mezclarlo con refresco ni beber “sangrita” después de degustarlo.

Una vez recorrida la fábrica tequilera, para los que no sabíamos cómo degustar correctamente nuestro tequila, nos enseñaron los pasos siguientes:

•        Vacía 28 ml (1 oz) de tequila en un caballito o copa (como la del cognac). Sostén la copa por el tallo (no del cuerpo), levántala a nivel de tus ojos y observa el color del tequila.
•        Agita suavemente el vaso con tequila. Observa cómo el tequila se adhiere a las paredes del vaso y busca el efecto de "collar de perlas" (verás pequeñas burbujas parecidas a las perlas).
•        Si gustas, consume una pequeña pizca de sal. Respira y antes de exhalar bebe un sorbo pequeño, saborea el tequila en tu boca por unos segundos, permitiendo que el alcohol viaje a diferentes partes de tu lengua.
•        ¡Ingiere tu trago y exhala!
Con este procedimiento, tu garganta no sufrirá lo fuerte de la bebida; tampoco “se te irá a la cabeza”. Podrás continuar disfrutando, sin consecuencias temibles.

Antes de salir de la destilería, presenciamos un espacio que enaltece uno de los trabajos artesanales más representativos de mi patria,  donde se puede aprender la elaboración de las botellas, vajillas y otros productos de forma completamente artesanal, y apreciar cómo jóvenes pintores decoran cada pieza con pinceladas que parecen salidas de su alma.

¿Exagero?  Creo que no; tanto en la elaboración del Tequila, como en su envasado, están involucradas personas que aman profundamente lo que producen. Se nota su dedicación, la manera en que cuidan cada uno de los pasos para que el fabuloso Tequila llegue a ti, lo paladees y lo sigas considerando como una bebida excepcional que ha comprobado surtir los siguientes beneficios:

Concilia el sueño. Disuelve la grasa.  Favorece la absorción de calcio.  Optimiza funciones cardiacas. Mejora la salud intestinal. Contrarresta la diabetes. Es bueno para el resfriado. Es bajo en calorías. Es afrodisiaco. Calma la ansiedad.

Bien, mi temor a beber tequila se ha desvanecido. Lo consideraba demasiado fuerte para mi garganta, pero ahora mismo, con orgullo levanto mi caballito, ¡a tu salud!

EXPRESIONES MEXICANAS:

Tener ganas                             Desear
Tapatíos                                   Originarios de Guadalajara
Calandria                                Carruaje tirado por un caballo, para pasear por                                                  lugares históricos
Chilangos                                 Originarios de la capital de la Rep. Mexicana
Tortas ahogadas                       Alimento típico de Guadalajara
Antojitos                                  Selección de alimentos típicos
Refresco                                  Soda
Mariachi                                   Grupo folklórico de músicos y cantantes
No te rajes                               No te atemorices
México en una laguna                Antiguamente, la capital mexicana era una isla 
Me he de comer esa tuna          Conquistar, a como dé lugar
Aunque me espine la mano       No importa si salgo lastimado
Caballito                                  Vaso pequeño para beber tequila
Un tequila “derecho”                Tequila sin mezcla alguna
Sangrita                                  Bebida complementaria (si se quiere) al tequila
Levantar el caballito                 Brindar



CopyrightConyUreña/2016


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sábado, 17 de septiembre de 2016

15 - ASÍ TE CUENTO DE UN FINAL DE NOVELA.












Hace poco supe del fallecimiento de José Antonio Cossío, actor de radio-novelas. Poseía una voz muy agradable que elevaba el romanticismo de las series que mi mamá escuchaba de lunes a viernes por las mañanas. Aún recuerdo su prisa por regresar a casa una vez hechas las compras y mientras cocinaba y realizaba sus quehaceres, escuchaba embelesada el desarrollo de su novela predilecta, en la que “casualmente” el protagonista era dicho actor, quien también fue un gran declamador.

Personajes como San Martín de Porres, San Felipe de Jesús y Hernán Cortés, entre muchos otros, cobraban vida en la voz de ese José Antonio a quien mi mamá tanto admiraba y, guiándose por la voz, aseguraba que era muy guapo.

En la radio, escuché biografías noveladas que influyeron en mi aprendizaje e imaginación. Ponía atención a la vida de Mozart y otras que rememoraban la vida de los atormentados Franz Lizst, Chopin, y Chaikovsky.  

Recuerdo también varias obras como Alicia en el País de las Maravillas o Cumbres Borrascosas, así como algunas más populares y llenas de romanticismo como Una Flor en el Pantano. Asimismo, me acuerdo de los radio-teatros (Cumbres Borrascosas, El Conde de Montecristo, Lo que el Viento se Llevó). En todas estas realizaciones se dramatizaba sus escenas con selectos pasajes de música clásica, aunque en esos días yo no lo sabía.

Por las noches, las series eran de suspenso. Juntos, mis padres y sus hijos (siempre y cuando no nos quedáramos dormidos), escuchábamos “Apague la Luz y Escuche”, “La Policía siempre Vigila”, “El Halcón Maltés”; aunque también había programas divertidos como las andanzas de cómicos similares a El Gordo y El Flaco, según me enteré varios años después. Mi espacio preferido se transmitía temprano, “La Hora de Cri-Cri”; con cuyas canciones, que aún suenan en mi memoria, mi mamá despertaba a sus hijos.

Volviendo al ídolo de mi madre, con la popularización de la televisión, él no trascendió. Las novelas entonces fueron protagonizadas por hombres con mayor presencia escénica.  Pronto mi progenitora se aficionó a la gran novedad que significaba ver desde casa, mediante ese maravilloso aparato marca Telefunken, a los actores de los que antes sólo conocía su voz.

La hermosa señora Julia se decepcionó al darse cuenta que no siempre una bella voz corresponde a la gallardía. Al igual, pocas de las grandes actrices radiofónicas tuvieron suerte de acceder al “boom” telenovelesco.
Mención aparte merece el caso del actor que en la radio protagonizaba “Kaliman, el hombre increíble”. La voz del actor era profunda y muy atractiva.  En la televisión tuvo que dedicarse a conducir programas de concursos.

Sólo hubo una queja, al estar viendo la tele, mi mamá ya no podía realizar sus labores caseras. Sin embargo, su afición a las telenovelas perduró por el resto de sus días.

Mi madre, como muchas féminas de su generación y su condición social, eran “sólo amas de casa”, que únicamente salían a hacer las compras, llevaban y traían a sus niños de la escuela. Sus múltiples actividades las realizaban dentro del hogar. Mi padre se encargaba de efectuar los pagos de agua, luz, impuestos, etc. y daba a guardar a mamá los comprobantes.

Muchas veces he oído las críticas sobre el apego a las telenovelas; mas comprendo el por qué muchas señoras se aficionaron. En varios casos, era su única diversión y para mi madre, después de que sus hijos crecieron y perdió a su esposo, su cotidiano esparcimiento consistió en ver las diferentes telenovelas; así que un buen tema de conversación era preguntarle qué le parecía tal o cual trama, qué actor le gustaba, cuál le desagradaba, cuál era su telenovela predilecta.

Sé que como mi progenitora, muchas mujeres fueron así; leían de vez en cuando y realizaban otras actividades recreativas, pero la verdad, es que “les ganaba” la afición por la tele.

Pues bien, las famosas telenovelas se convirtieron en una industria mexicana a nivel mundial, enriquecieron a sus productores, popularizaron a actores y actrices en países lejanos a México, que es sorprendente saber lo populares que fueron varios de estos artistas en Rusia, Italia o Japón, por ejemplo.

Se dice que el día en que una telenovela de gran impacto finalizaba, México se paralizaba para ver la tele y conocer la culminación del argumento, que muchas veces había tenido al borde de los nervios a muchas mexicanas y bastantes mexicanos, aunque los señores lo negaran.  Sé que mucha gente niega su afición a las telenovelas; las consideran poco intelectuales, pero afirmo que hay bastantes personas que disfrutan secretamente de este pasatiempo.

Me llama la atención que subliminarmente se promueva el tequila en las telenovelas. Si tal o cual personaje está feliz, bebe tequila; si está decepcionado, bebe tequila y a veces echa bala en consecuencia. Creo que es un comercial encubierto a la bebida mexicana por excelencia, ya que su publicidad en “los medios” está prohibida desde hace tiempo; igual pasa con los cigarros.

Muchos de los argumentos de las telenovelas se parecen. Se crean conflictos por no revelar secretos, no aclarar malos entendidos, envidias, celos y sobre todo, por obstaculizar el amor entre una mujer muy bella pero pobre, con un hombre guapo y rico.

Se dramatizan todas las peripecias de los malos contra los buenos, todo mundo se conoce entre sí y al final se aclara el panorama y la pareja central es feliz para siempre, ya no está amenazada por los villanos y estos reciben un castigo ejemplar.

Hace años, las telenovelas se empezaron a grabar en “sets” montados para tal o cual escena, después los productores alquilaron enormes y lujosas casas para crear mayor realismo. Fue hasta relativamente hace poco que estas obras se graban en escenarios naturales.

Así, es loable que se den a conocer magníficos sitios del interior de México y se grabe, por ejemplo, en haciendas o fincas rodeadas de espléndidos paisajes. Igualmente, antes los directores generales, de escena, jefes de piso y técnicos eran de origen televisivo; ahora, la mayoría, provienen de la industria cinematográfica y del teatro quienes imprimen sus particulares experiencias y visión a estas obras televisivas.

Ejemplo de ello fue, El Pecado de Oyuki, telenovela de 1988, para la que la producción creyó más factible construir algunas calles de Tokio y otras ciudades de Japón en los alrededores de nuestra ciudad. Lograron recrear varios barrios de la capital japonesa y hasta un gran templo. Se crearon calles completas, con postes de luz, señalamientos, pavimento, una simulación del Tren Bala y se consiguieron automóviles con el volante en el lado derecho.

El templo era la construcción más alta, con 40 metros de altura; se desmanteló al término de las grabaciones. Los exteriores se grabaron en Japón al final de la grabación en México y luego se ensamblaron a las escenas en el proceso de edición. En Cuernavaca, también se grabó un gran porcentaje de la telenovela donde estaba construida una “villa nipona”.

Con ello, se “trasladó” al teleauditorio hasta el país del sol naciente. Asimismo, actuaron infinidad de “extras”, que eran contratados siempre que sus facciones tuvieran rasgos orientales.

El argumento fue interesante, enriquecido por el rico vestuario y el maquillaje de la protagonista, que para representar a una mujer japonesa, se sometía al tormento del constante estiramiento de sus ojos y por sí misma aprendió bailes propios de la cultura del Japón que interpretó con un gusto altamente refinado, luciendo muchos extraordinarios kimonos y hermosas pelucas.

Con este y varios otras tramas inició al auge de las telenovelas mexicanas en el exterior, tanto que muchos actores de Argentina, Chile, Cuba, Colombia, España, Venezuela, y algunos de Brasil, han venido a nuestro país a probar suerte y han logrado un gran éxito. Así mismo, muchas actrices de diversas nacionalidades, han ganado un lugar en la preferencia del público. Paradoja es que la nueva versión de “Muchacha Italiana Viene a Casarse”, es interpretada por una bonita actriz cubana.

Usualmente, los y las protagonistas son carilindos, pero la novela es reforzada con la actuación de reconocidos actores y actrices, que en muchos casos han forjado brillantes carreras en el teatro o cine. En contraste, pocas “estrellas” de telenovelas han hecho historia fuera de la televisión.  Claro, hay respetables excepciones.

Esta industria se ha extendido. En Miami, Florida, USA, se creó el centro de las telenovelas actuales para Latinoamérica. Ahí radican muchos actores y actrices “hispanos” para facilitar su contratación pues dicha ciudad se ha convertido en un polo de acción muy poderoso e influyente. Infinidad de artistas mexicanos han trabajado en producciones novelescas en Argentina y en Colombia, así como en el propio Miami.

En paralelo, se ha desarrollado la “industria del chisme” mediante programas y revistas, cuyos protagonistas son los galanes y damiselas, en especial los que están de moda. Muchos paparazzi subsisten gracias a sus “exclusivas”.  Igualmente, se popularizan canciones que son tema de telenovela.

También en México se han transmitido exitosas telenovelas colombianas (Betty la fea o Café con Aroma de Mujer), o brasileñas (El Clon o Avenida Brasil) y de otras muchas nacionalidades. Varias han superado la marca mexicana.

Quizás piensas que paso demasiado tiempo frente al televisor. Lo cierto es que tuve que empaparme del tema por un trabajo de comunicación.  Leí bastante literatura al respecto pero la actualidad me ha rebasado.

He sentido temor ante la proliferación de series en las que el protagonista es un narcotraficante. Dramatizaciones en las que hay mucho balazo y muertes. Los personajes son idealizados y a mi parecer es arriesgado ”ver su lado bueno”. Así también, el lenguaje se ha vuelto más brusco y grosero. Además, abundan escenas de violencia y sexo, lo cual no me espanta, pero creo que se desarrollan en un horario familiar y los niños están a la expectativa.

Prueba de ello es que una de mis jóvenes alumnas de la clase de inglés, me platicó que su hermanita de cinco años tomó una escoba como arma para amenazar a sus amiguitos al grito de, “¡soy la mujer del vendaval!”, aludiendo al personaje agreste de una mujer que defendía su finca a base de correr a invasores a punta de rifle, en una telenovela.

Así como han sido radicales los cambios en la apariencia de los aparatos de radio y televisores, atrás quedaron las ingenuas radio y tele-novelas, en las que la trama era más simple.

En el presente, parece ser que estamos al final de la era de las telenovelas, a pesar de haberse diversificado para captar público juvenil e infantil, así como para quienes gustan de la comedia ligera. Se dice que la gente prefiere hoy las series de pocos capítulos con alto grado de dramatismo y que ya no es rentable realizar telenovelas de más de cincuenta capítulos. Me pregunto si será cierto que toda una época está quedando atrás.

Cony Ureña,
Septiembre de 2016                                                                                         

Nota:  Varios datos de “El Pecado de Oyuki”, provienen de Wikipedia.  




sábado, 18 de junio de 2016

14 - ASÍ TE CUENTO DE LA VID Y DEL QUESO






Habíamos esperado semanas para que llegara el último domingo de Mayo para irnos a la Feria del Vino y del Queso.  A las 5.30am ya me encontraba en la cocina preparando un lonche para el camino. Y, ¿cómo no?, también un rico café para estar bien despiertas para el viaje.

Mi hermana Tere y mi sobrina Alison se prepararon rápidamente para salir de esta casa antes de que el sol se asomara. Llegamos puntuales a la cita con el resto del grupo guiado por un joven amable.  El cielo empezó a colorearse y supimos que sería un día soleado, por ello llevábamos sombreros, gorras, sombrillas y mucho ánimo para divertirnos.

El camino para salir de la Ciudad de México se hace largo, pero pronto se empieza a ver el verde de los campos. Una parada en San Pedro, para desayunar, pero sobre todo, disfrutar del panorama.  Vinieron las primeras fotos y el gozo de estar cerca de nuestro destino: Tequisquiapan.

Si me preguntas el origen de ese nombre tan singular, te puedo decir que significa "lugar de tequesquite", y que Tequisquiapan es un término mexicano que quiere decir tierra baja tequexquitosa, donde abunda el salitre. Lo cual explica lo difícil que es cultivar esa área.

Recuerdo que en los tiempos de mi afición por la fiesta brava, conocía los nombres de las ganaderías asentadas en esos terruños; pero los he olvidado desde que me volví en contra de esos festejos.

Cerca de Tequisquiapan pudimos ver la Presa Centenario y disfrutar el verde de sus campos hasta llegar a los viñedos de una marca registrada no muy conocida aún. Nos recibieron con mucha amabilidad, disfrutamos de su jardín lleno de rosales en flor y al poco tiempo iniciamos el recorrido por los campos cultivados con la vid. 

Supimos lo que significa para Tequisquiapan ya que a principios de la década de los ‘60, se sembraron las primeras 120,000 plantas en 80 hectáreas. Estas plantas fueron desembarcadas en el puerto de Veracruz procedentes de Francia. 

En 1962 se incrementó el cultivo con 200,000 plantas hasta alcanzar 600,000 en 1040 hectáreas. El lugar, fue previamente seleccionado para sembrar los viñedos. Pionera en la zona, la industria vitivinícola introdujo las variedades de uvas conocidas como: ungi blanc, propia para la elaboración del brandy, de la cavernet sauvignon y granache para obtener los vinos de mesa como el tinto, blanco y rosado. 

Al final del recorrido fuimos invitados a degustar una copa de vino blanco, así como comprar cuantas botellas quisiéramos. Se descorchó para nosotras una botella de vino tinto.

Un dolor en el pie derecho, que me había impedido usar zapatos tenis, desapareció “milagrosamente” a causa de la degustación. También consumimos pan recién horneado y quesos para complementarla.

Previamente, cuando vimos los sembradíos de la vid, nos gustó la grata sorpresa que te brinda lo que de otra manera sería prácticamente un desierto, aunque sepamos que en la profundidad de su subsuelo hay ríos subterráneos que afloran en manantiales que ahora se han convertido en balnearios.

En ese municipio que, por alianza de indígenas y españoles, según lo leí en la Cédula de su fundación, "Esta población fue fundada el año 1551, por cédulas Reales de Carlos V y firmadas por el Virrey de la Nueva España y realizada por el conquistador español, el 24 de julio de 1551, acompañado de sus caudillos y capitanes.  


Se congregaron al despuntar el alba los indígenas Chichimecas y Otomíes en el lugar señalado para la instauración; se plantó una cruz y se formó con un montón de piedras y cubierto con yerbas y flores, un altar, donde un sacerdote celebró el santo sacrificio de la misa como acto oficial de la fundación".


Muchísimo tiempo después ocurrió lo que ahora nos llena de asombro:  La perseverancia por hacer vinos de altísima calidad. Aprovechando los conocimientos de expertos enólogos que sugirieron sembrar cepas que han dado como resultado el desarrollo exitoso de esa región, antes sin uso, tomando ventaja de su situación geográfica, el clima, la cantidad de lluvia y otros etcéteras que escapan a mi modesto conocimiento.

Con mi sobrina hablé del porqué es más alto el costo de los vinos nacionales, comparados con los vinos chilenos, californianos, españoles y algunos franceses, que llegan a nuestro país. Resulta que México no cuenta con el corcho necesario para taponar la botella adecuadamente; se tiene que importar, lo que encarece nuestros delicados vinos. 

También platicamos acerca de los otros lugares dentro de la República Mexicana, donde se cultiva la vid y nombramos principalmente Baja California (Valle de Guadalupe) y Parras, en el estado de Coahuila.

Desde luego, no somos expertas pero mi sobrina, junto con su mamá y esta su tía, disfrutamos del vino y los quesos.  Y, precisamente en ese momento del disfrute, vino a mi memoria aquel vino europeo y el queso amantequillado, disfrutados ambos en muy grata compañía.

Más fotos y muchas risas a causa del delicioso mareo que provocaron las dos copas que bebimos cada una.  Muy a lo lejos podía ver algunas montañas, cerca de nosotras esas plantas, que en esos días estaban aún por crecer, pocas nubes, mucho calor, búsqueda de sombra bajo los frondosos árboles.  


El guía nos iba explicando clara y sencillamente los cuidados que la vid necesita para fortalecerse, para dar sus maravillosos frutos que deben ser protegidos de las especies voladoras (observamos varias) como la urraca, el gorrión, torcaza, dominico, paloma silvestre y pájaro común. Las luciérnagas que antes abundaban y constituían un bello espectáculo natural, desaparecieron al igual que el pájaro carpintero; comentario que nos entristeció.


Igualmente, la explicación incluyó la manera en que se recolectan, el esmero de la gente que contribuye a ello, el cómo son tratadas las uvas para aprovechar su jugo y dónde se almacena para que al paso del tiempo se convierta en vino; también, cómo son catalogadas las calidades y el saber reconocer cuál cosecha merece ser llevado su año en la etiqueta de la botella de vino. 

Creo que después de haber escuchado esas enseñanzas, nuestra degustación fue más  sabrosa.

Para mí fue muy satisfactorio ver que después de nuestro grupo llegaban otros más. Sobre todo porque el turismo no tiene oportunidad de causar destrozos en los viñedos, tal como tristemente lo hace en algunos santuarios naturales que los mexicanos deberíamos preservar, pues son nuestro patrimonio.

Al salir del viñedo, nos dirigimos al centro histórico de Tequisquiapan, pueblo mágico, de clima templado, con algunas minas de ópalo que aún están funcionando en sus alrededores. 

Lugar afamado también por la gran variedad de su producción de quesos y desde luego, con vocación turística, que en ese domingo y supongo todos los fines de semana y días festivos, se engalana con la presencia de vendedoras indígenas, que ofrecen frutas, flores, artesanías.  

Sus vestidos tradicionales, son realmente maravillosos por sus colores y bordados. Sus rostros llenos de esa belleza para mí casi infantil, enmarcados por su pelo lustrosamente oscuro, de largas trenzas.

Los hombres visten casual y ofrecen principalmente plantas y frutas. Compré una cajita de zarzamoras recién recolectadas por un precio muy bajo.  Mi hermana me obsequió una plantita que continúa creciendo en casa.

Comimos en un restaurant pequeño y agradable. La gente de nuestra provincia es muy gentil y servicial. Cierto que muchos de sus ingresos provienen del turismo, pero su calidez es excepcional.

Ahora sí, con energías renovadas nos dirigimos al Jardín de La Pila (fuente), donde se encontraban los “stands” de vinos y quesos. La gente se aglomeraba, atropellándose unos con otros, en lo que podíamos ver de su interior. 
Decidimos no entrar porque habría corrida de toros y un palenque (peleas de gallos); eventos a los que preferimos no asistir.

Hubiéramos podido rentar caballos para recorrer el pueblo mágico pero preferimos subir a un pequeño tren que nos llevó a los lugares más emblemáticos de Tequisquiapan. 

El conductor nos iba señalando y dando explicaciones de esos sitios. Lo hizo de una manera muy simpática, platicándonos las leyendas de duendes, “la Llorona” y del agua que es curativa y rejuvenecedora; un “plus” del hermoso recorrido. Además nos llevó a las tiendas más famosas donde volvimos a degustar los ricos quesos y comprar algunos más.

Después a pie, llegamos al corazón de ese poblado, con su kiosco, su jardín y la imponente parroquia de la Virgen de la Asunción a la cual entramos para dar las gracias a Dios por este bello paseo y admirar la escultura, precisamente, de la Virgen Patrona del lugar y del Cristo Camino del Calvario, obras de impresionante belleza.

Al salir de la parroquia, en esa plaza pudimos ver la gran variedad de vestimenta entre turistas, lugareños e indígenas. Estos últimos ofrecían sus mercancías que iban desde dulces y paletas de hielo, hasta coronas de flores y rebozos.

Afuera de un restaurant empezó a tocar una banda de rock. Música de The Beatles, particularmente. Los músicos cantaban y tocaban con gran entusiasmo, vestidos a la moda del Sargento Pimienta, lo cual (aunque no lo parezca) se complementaba con los vestidos de las bellas mujeres indígenas vendedoras, que circulaban alrededor de la plaza.

En el césped mi sobrina se recostó y se quedó dormida, mientras mi hermana y yo teorizábamos acerca de las diferentes religiones que hemos conocido y concordábamos en nuestra creencia de que Dios está más allá de cualquier religión pero que éstas son totalmente respetables.

La hora de la cita para retornar al punto de reunión de nuestro grupo llegó. Con nuestras compras en mano abordamos la camioneta que nos trajo de regreso a la megalópolis. 

Un solo día, unas cuantas horas de escape a un lugar donde, como dijo mi hermanita, “se respira más a gusto”, donde el verde de los campos, lo multicolor de las vestimentas indígenas, la comida, queso y vino deliciosos, nos dejó sinceramente un grato sabor de boca.

Quedamos invitadas para regresar a la Vendimia en el viñedo que visitamos; una fiesta en la que con los pies descalzos se aplasta la uva para deleite de las vendimieras y los espectadores. 

Aclaración hecha de que ese jugo no va a reposo, sino servirá para regar los campos de la vid que, al menos en mi mente, perdurarán por siempre porque no había habido la ocasión en que he disfrutado con mi hermana de estos paseos y como decimos por aquí, “es la primera, pero no la última”, primero Dios.

Y mientras llega ese día, quedé prendada de la canción que alguien inspirado dedicó a Tequisquiapan.

“Quiero cantarte Tequis querido,
pueblito lleno de ensoñación
y a tus mujeres que son tan lindas,
que son tan dignas de admiración.
Cuando amanece en este pueblito,
cuando lo alumbra ese grande sol.
Son las mañanas esplendorosas,
en este Tequis bendito de Dios.”


NOTA:  Muchos de los datos los obtuve de Internet. Las vivencias, esas sí que son sólo mías.

CopyrightConnieUreñaCuellar

lunes, 13 de junio de 2016

13 - ASÍ TE CUENTO DE ALGUNOS ÁNGELES






Desde la infancia, me enseñaron mis mayores y nuestra religión que existen los ángeles y el privilegio de tener cada quien, un Ángel de la Guarda, entidad que como su nombre lo dice, está a cargo de guardarnos de todo peligro, en todo momento. Que él se aburre cuando no usamos sus servicios y que además hay ángeles para todo y para todos; que puedes pedir ayuda a los ángeles custodios, por ejemplo, para que resguarden tus pertenencias en lo que regresas a hacerte cargo; inclusive, puedes “encomendarles” el cuidado de personas.

Recién vi un vídeo en el que aparentemente dos ángeles están volando entre las nubes, algo que es un fraude total y que en YouTube aparece cómo se realizó el truco.

Y como te dije, desde mi niñez había leído y oído que los ángeles se transforman en personas o al menos se comunican telepáticamente para inclinar a los humanos a realizar una buena acción. En varias ocasiones he creído recibir “alertas” a las que no he hecho caso y he pensado que ello me ha traído algunas consecuencias. Esas alertas las he interpretado provenientes de los ángeles.

Mi primer recuerdo acerca de los ángeles es cuando mis padres me llevaron al Santuario de Los Remedios, lugar situado cerca de la ciudad de México, donde hay una gigantesca estatua del Arcángel San Miguel, representando su triunfo contra el innombrable. 

Cuando miré la estatua dije: “miren, “¡ahí está mi amigo Miguel!”. Mis papás y demás familiares se rieron, risa que no comprendí porque  mi expresión era cierta. Lamento que con el paso del tiempo haya olvidado por qué consideraba al Arcángel San Miguel amigo mío; y para mí es inexplicable porqué sabía su nombre.

Varias décadas después, cuando mi sobrino nieto Carlitos tenía cuatro años, estábamos viendo varias estampas; entre ellas, la del Arcángel San Miguel. Carlitos la separó  y me la mostró. Dijo, “este muchacho es el que cuida mi escuela”. Le pregunté, “¿cómo se llama?”. El niño sólo sonrió.  Pregunté a la mamá de Carlitos y a su abuelita si ellas le habían hablado del Arcángel San Miguel y no recordaron haberlo hecho.

Puede haber muchísimas explicaciones para estas experiencias, pero mi corazón se acelera cuando reparo en esta cuestión.

Una mañana entré a un local de libros esotéricos. Ahí  vi un letrero que anunciaba un “Curso de Ángeles”, me inscribí y en las clases aprendí que hay ángeles, arcángeles, principados, virtudes, potestades, denominaciones, tronos, querubines, serafines y que cada legión tiene tareas específicas.

Ese curso se desarrollaba media hora después de mi salida de la oficina, así que me apresuraba para llegar a tiempo. Una tarde llegué a la clase con atraso. Abrí con cuidado la puerta para entrar, me senté en el último asiento; mis puntuales compañeros me daban la espalda. Escuche que la maestra decía: “Estamos rodeados de ángeles”. Una compañera dijo, “sí, los puedo sentir”.  En mis adentros me burlé de esa expresión diciéndome mentalmente “sí, ¡cómo no!”. Enseguida sentí un roce en mi mejilla derecha, como cuando te pasan una hoja de papel por la piel, como si sintieras que una mariposa te toca, como cuando sientes el roce de una pluma de ave … muy sorprendida volteé a mi derecha, a mi izquierda, me levanté del asiento para ver quién me había tocado … no vi a nadie. Ninguna persona había entrado después de mí, nadie se había movido entre los alumnos sentados delante mío… ¿Me tocó un ángel? Cada vez que recuerdo ese hecho, no consigo explicarme qué pasó.

Dejo constancia de que sólo te cuento esto a ti, porque me conoces y creo que sabes que no estoy loca de remate.

Pasado el tiempo, tuve una fractura en el pie izquierdo. En un enorme hospital me dieron el diagnóstico y me colocaron una férula de yeso que me cubría desde el pie hasta la rodilla. Iba sola porque había tenido la seguridad de que se trataba únicamente de un esguince y que con una venda y medicamentos todo iba a estar bien.

Al salir del consultorio pregunté por un teléfono para llamar a un familiar. Me dijeron que sus aparatos solo recibían llamadas. No se habían popularizado aún los celulares o móviles. En mi desesperación me desorienté y como pude recorrí un larguísimo corredor hacia la salida, pero me encontré en el lugar donde llegaban las ambulancias. Con desconsuelo vi la rampa, insalvable para mí en ese momento, misma que conducía a un extenso estacionamiento. Muy a lo lejos podía ver que había un sitio de taxis pero, ¿cómo podría llegar hasta allá?  No podía regresar al área de consultorios, además, ¿para qué?

Pedí a Dios Su ayuda, recordé a mi Ángel de la Guarda y a San Miguel Arcángel. No sabía qué hacer y estaba a punto de llorar cuando vi que un hombre de baja estatura subía por la rampa; era también delgado y moreno.  Creí que pasaría de largo pero se detuvo frente a mí. Me preguntó directamente cómo podía ayudarme. Le pedí por favor que pidiera a un taxi para mi traslado. Me dijo:

-No pueden entrar taxis por este lado, esta entrada es sólo para ambulancias.

-¿Podría por favor entonces llamar a un familiar mío para que vengan por mí?

-Igual, usted está en un lugar inaccesible. El acceso para las personas está de aquel otro lado.

-Y, ¿por qué usted está aquí?, le pregunté.

-Es que corto camino para llegar a mi casa, salto una verja sin que los vigilantes me vean. Vengo de mi trabajo.

Mi cara debe haber mostrado la pena que me embargaba ante esa situación. Casi le daba las gracias porque creí que ya se iba pero él me anunció:

-La voy a llevar cargando hasta el sitio de taxis.

Dicho y hecho. Me cargó y con grandes esfuerzos me llevó.

Ya en el taxi sólo acerté a agradecerle, estrechar su mano sudorosa y mirar su rostro que nunca más volví a ver. Le extendí un billete que él rechazó diciéndome, “los favores no se cobran”.

No supe su nombre, pero cada vez que recuerdo su noble acción, le pido a Dios sus bendiciones para ese ser tan compasivo, que tanto me ayudó.

De esa experiencia me quedó la sensación de que ese ser bajito de estatura, morenito, delgadito … era un ser angelical.  Sí, ¡ya sé lo que estás pensando!

Después de mi recuperación escribí varias cartas a las autoridades médicas, pidiendo un mínimo de atención para los pacientes que enyesan. Tengo entendido que ahora no aplican más las férulas de yeso a personas solas, que prestan muletas e incluso sillas de ruedas y las ayudan a transportarse. Además, en la actualidad los celulares son muy útiles en ocasiones como la que pasé.

Hace dos años, a una joven señora amiga mía le compartí un libro acerca de los ángeles. Al poco tiempo me envió la invitación para recibir en mi casa a los Arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel. Si aceptas la invitación, debes primero pedir permiso a nuestro Creador para recibir a sus Arcángeles el día y la hora que se te indica.  Se deben tener preparados un ramo de flores blancas, tres veladoras, tres manzanas, tres vasos con agua, un recipiente con sal y otro con azúcar, así como una campana y las imágenes de tus invitados. A la hora de la bienvenida pronuncias una oración y también, con tus propias palabras te diriges a estos seres especiales.

Recuerdo que tuve todo listo para el recibimiento. Me acerqué a la puerta, la abrí y di la bienvenida a los tres Arcángeles.  Sé bien que estaba en un estado de sugestión, y claro está que no vi a nadie ante mi puerta pero sentí una emoción fue tan fuerte que lloré de felicidad al creer recibir a esos seres invisibles, al mostrarles su altar, al dar gracias a Dios por esos momentos.

Los días que estuvieron conmigo, fueron muy especiales. Sé que es difícil entender este ritual, que no todas las personas comparten mi percepción y que si alguien me hubiera visto y oído dirigirme a “mis invitados”, quizás hubiera querido llevarme de inmediato al psiquiatra.  Pero, aunque soy una mujer no del todo espiritual, creo en los hermosos milagros de cada día, que pasan muchas veces inadvertidos; creo en los grandiosos milagros que la ciencia explica adecuadamente; pero siento en mi interior que los detalles sucedidos en mi vida acerca de los ángeles, son una llamada a mi atención hacia cosas que suceden en planos que no puedo ver, pero sí puedo sentir. Quizás muchas personas se reirán de mí si acaso leen esta historia. Son contadas las amistades y familiares que me han escuchado y compartido estas apreciaciones muy individuales mías.

Por cierto, platicando de este tema con una amiga de la clase de costura, ella me contó que por ir de prisa para llegar a su trabajo, iba a cruzar imprudentemente una avenida. Sintió cómo la jalaron del brazo para detenerla. Si eso no hubiera sucedido, un auto la iba a arrollar. No vio a nadie a su alrededor que se pudiera haber acercado a impedir el accidente. Ni mi amiga ni yo encontramos explicación a ese hecho y por nuestra creencia, lo atribuimos a una “experiencia angelical”.

Así, he sabido de varias experiencias de otras personas y también he conocido el origen de la creencia en la existencia de los ángeles, sé que muchos otros hechos pueden explicarse científicamente, sé que la intuición es una gran herramienta para tomar las mejores decisiones y que se basa en nuestro propio conocimiento, pero en mi interior he confiado (quizás porque así me lo inculcaron mis padres) en que pudieran ser avisos angelicales, y  he querido tomarlos en cuenta. Confío asimismo, en mi Ángel de la Guarda, aunque -desde luego- respeto a quien no concuerde conmigo.

Reconozco la tendencia que los humanos tenemos: Cuando no encontramos una explicación satisfactoria a ciertos acontecimientos, los atribuimos al plano espiritual; mas esta tarde, después de hacer un recuento de cuántos favores he recibido, de la generosidad y gentileza con la que me tratan mis familiares, amistades, vecinos, compañeros y conocidos, he llegado a la conclusión de que gozo del privilegio de estar rodeada de verdaderos ángeles.

A manera de homenaje a todas esas bellas personas y aunque parezca que no tiene nada que ver, siento la necesidad de compartir contigo mis experiencias que llamo “angelicales” y que ya te he contado.


Desde ahora te reitero que respeto tu opinión y no trato de imponerte mi sentir; pero si al leerme, algo se mueve en tu corazón, es que,  tal vez -pudiera ser, quizás, probablemente, acaso-  estás siendo tocado por un ángel.

sábado, 11 de junio de 2016

12 - ASÍ TE CUENTO DE CASSIUS CLAY




Recuerdo a Cassius Clay cuando retó al mismísimo gobierno de los Estados Unidos, negándose a ir a la guerra de Vietnam. Fue una noticia que hasta a los niños nos llamaba la atención. El señor Clay, para mí Sr. Barro o Arcilla (porque había buscado el equivalente en español de su apellido), me llamaba la atención porque había cambiado de religión y por añadidura de nombre; de ahí en adelante se llamó Mohamed Alí.

En esos días me eran incomprensible muchas “cosas de adultos”; el que existiera un “deporte” llamado boxeo, el que hubiera otras religiones, el que hubiera guerras, etc. Bueno, todavía ahora no logro entender.

Me llamaba la atención ese personaje tan alto, tan fuerte, tan bravucón, burlándose, antes de la pelea, de un peleador mayor que él, llamado Sonny Liston. Recuerdo que le gritaba que era feo y que lo iba a destruir en el cuadrilátero. Esto último, me parece que lo cumplió.

Pues sí, te confío que al paso del tiempo nunca he comprendido el por qué llaman deporte al boxeo; no me agrada ver a un par golpearse hasta el cansancio por una bolsa de dinero. Aunque he sabido que es un medio con el que cuenta una persona muy humilde, para salir adelante.

Esa furia que descargan con los guantes, creo que proviene del enorme anhelo por emerger -en muchos casos- de la agobiante miseria. Sé de muchos boxeadores que han provenido de los barrios bajos para convertirse en ídolos en esa actividad; su única arma para sobresalir han sido sus puños.

Aún así, continúo sin apreciar todo el valor que debe tener dicha práctica y menos comprendo que muchas mujeres se hayan incorporado a la misma.

He leído que diversos boxeadores han enriquecido a sus “managers”, promotores y corte que los rodea; sé que son realmente pocos los que han continuado en bonanza su vida fuera del box. Varios son los que incluso han fallecido en la miseria de la que surgieron.

Películas como la serie de Rocky, han ensalzado esta profesión y estoy segura que han inspirado a muchos jóvenes a perseguir el sueño de convertirse en reyes de un mundo de oropel que, a mi parecer, esconde algunos fraudes, aunque honestamente con nada puedo sostener mi percepción.

Perdón por haberme apartado de mi idea original de platicarte acerca de este personaje llamado Mohamed Alí, dueño de una personalidad extravagante, quien tuvo el valor de enfrentarse a un gobierno poderoso que enviaba a sus jóvenes a una guerra por demás sangrienta.

En respuesta, le quitaron su título pero no le pudieron arrebatar el ser ejemplo, no sólo para la gente de color, sino también para varios otros y sobre todo, trascender en la historia.

Mucho tiempo después supe que un enamorado mío, de padres irlandeses, también se había negado a enrolarse. A cambio, lo enviaron a cuidar enfermos mentales a un hospital del sistema penitenciario.

Sobre el señor Alí, supe que volvió a ser campeón y activista social. También recuerdo que grabó canciones, aunque únicamente sé el título de una, “Stand by me”.

Fue hasta 1996 que lo ví muy deteriorado, cuando encendió el pebetero de los Juegos Olímpicos de Atlanta. Tenía ya mucho tiempo sufriendo la desgarradora enfermedad de “Parkinson”. Fue conmovedor ver a un hombre, en otros tiempos tan imponente, caminar temblorosamente y sostener la antorcha con demasiada dificultad. Admiré su valiente decisión de lograrlo.

Nadie puede quitarme de la cabeza que su profesión le arrancó lo más valioso con lo que cuenta el ser humano: La salud. No hay un lugar en el que -aun teniendo millones de dólares- se puedan adquirir algunos gramos de salud. La ciencia todavía no ha alcanzado a desentrañar muchos misterios para lograr la cura de diversos padecimientos.

Ignoro si el señor Alí se casó una o varias veces, creo que tuvo hijos e hijas; desconozco cómo fueron sus últimos días antes de ingresar al hospital, y si siguió siendo feliz, como aparentaba serlo -en sus buenos tiempos- ante sus rivales y ante el público. Espero que sí y que las puertas del cielo se abran para él.


CopyrightConnieUreñaCuellar

jueves, 3 de marzo de 2016

11 - ASÍ TE CUENTO DE LEONARDO DICAPRIO








Era la primavera de 1996, había pedido en mi empleo una semana de vacaciones porque tenía el compromiso de ofrecer una serie de conferencias a colegialas que estaban por terminar su carrera secretarial. Esa labor, sin fines de lucro, fue mi contribución al gremio al que pertenecía.

Salí de la céntrica academia y caminé hacia el estacionamiento de un hotel donde había dejado mi auto. Noté mucho alboroto porque llegó un vehículo estilo “camper” que invadió la acera; descendieron varios jóvenes extranjeros entre los que destacaba uno ... miré a un joven muy atractivo.

Después de varios minutos, pude entrar al estacionamiento, pagar mi cuota y esperar mi auto. Pregunté al cobrador el porqué del alboroto. Me dijo que en ese hotelito, estaba hospedado un grupo de actores que filmaban en la Ciudad de México la versión moderna de Romeo y Julieta.

De haber sabido que aquel muchacho era Leonardo DiCaprio, no hubiera esperado pacientemente a que se desocupara la acera, sino me hubiera lanzado en primer lugar a obtener su autógrafo y si hubiera sabido en lo que se convertiría, hasta le hubiera ofrecido mi casa. También me hubiera olvidado de mi edad.

Esta anécdota la platiqué un año más tarde a mis compañeras de trabajo. Pocas habían visto Romeo y Julieta. Pero todas, sí, absolutamente todas, estaban muy emocionadas con Titanic, que transformó a DiCaprio en un astro refulgente, reconocido mundialmente. Era y creo que sigue siendo, una película muy vista y disfrutada. El trágico final de Jack mueve a las féminas a una compasión muy grande y la mayoría hubiera preferido que la protagonista librara de ese fin a su amado, dejándole un espacio en su tabla de salvación.

Había iniciado la época de la “Leomanía” y crecía la euforia entre las fans mexicanas, sobre todo entre las más jóvenes. Recuerdo que una compañera más madura comentó que no se explicaba la locura que Leonardo provocaba. Casi todas las mujeres de la empresa, tenían en su pc, como protector de su pantalla, la imagen de este rubio galán y de alguna manera conseguí una para mí, pero no para proteger mi computadora, sino para ser reenviada en particular a las cumpleañeras … ¿cómo era esto? Leo, de cuerpo completo, lucía su bella sonrisa y a su lado podía escribirse un texto que yo modificaba de acuerdo a quien lo recibiría. Fue un éxito total; la joven que recibía la “felicitación de Leo", se sentía muy complacida con este detalle. Como mi querida amiga de siempre, Tania, quien en su adolescencia estaba prendada de DiCaprio y se sintió feliz al recibir esa felicitación; felicidad que me ha reconfirmado ahora mismo.

Me percaté de la influencia tan grande que tiene el cine en la mente colectiva. Mismo, lo que puede provocar la aparición en la gran pantalla de un actor tan especial como es Leonardo DiCaprio.

Respecto al séptimo arte, recuerdo haber leído que cualquier circunstancia adversa puede ser superada si la mente se sumerge en la trama de una película y hay ciertas pelis que, a mi juicio, han influido bastante en la personalidad del cinéfilo.

Lástima que esto último se haya diluido con el tiempo. Al tener una videocasetera o aparato para DVD's en casa, el ver una película ha pasado a ser otra cosa. Hay pros y contras desde luego, pero el entrar a una sala casi en penumbras, sentarse en las cómodas butacas de los cines modernos y disfrutar una peli en todo su esplendor, es algo que no deberíamos perder. Es magnífico que los verdaderos cinéfilos continúen con esta grata costumbre, la de asistir al cine para tener el verdadero placer de ver una película.

Aún no se olvidaba el enorme éxito de Titanic, cuando Leo nos deleitó (a las damas principalmente) con su doble rol en El Hombre de la Máscara de Hierro. ¿La recuerdas? En esos días alguien lo llamó “rostro de ángel”. Algo que molestaba a varios caballeros que no se explicaban el gusto de las mujeres por este actor.

En esos días muchas fans pensaban que el camino de DiCaprio era ese; exhibir su rostro en todo su esplendor y que no importara si fuera buen actor o no. Todo se le perdonaría, con tal de mirarlo.

Pero, desde mi punto de vista, esa no era la elección de Leo. Ya que al inicio del nuevo siglo, mostró su talento en La Playa.

Hablé de esta dramática cinta con una amiga y se la recomendé ampliamente. Ella me dijo que no le interesaba porqué DiCaprio solo era una cara bonita … Le comenté que no me parecía únicamente un carilindo sino que en La Playa y en una peli muy anterior (¿A quién ama Gilbert Grape?) muestra unos gestos realmente sorprendentes en sus respectivos papeles de un joven aventurero en La Playa y otro discapacitado mentalmente en ¿A quién ama …?, que vi en una sala de arte, y cuya actuación me hizo comprender que Leo podía actuar con la intensidad que solo florece en los grandes actores.

En el 2002 vi Atrápame si puedes, que me divirtió mucho. Mediante la trama de esta cinta confirmé cuántas puertas puede abrir un ser encantador, tanto en el celuloide como en la vida real.

En ese mismo 2002, se exhibió el costoso filme Pandillas de Nueva York. Fue mi oportunidad para ver a DiCaprio actuar junto a uno de mis actores preferidos, Daniel Day-Lewis, quien actuó -como es su costumbre- de forma sobresaliente. La interpretación de Leo, a mi juicio, quedó opacada ante la poderosa personalidad de Daniel; aun así, consideré su actuación muy respetable.

Fue hasta dos años después que se estrenó El Aviador. Leo había madurado; atrás había quedado su carita juvenil y ahora se le veía más fuerte, con mucha personalidad.

Porque hay producciones que no llegan a México, me acostumbré a que cada dos años vería una película de DiCaprio y sí, hasta el 2006 vi Diamante de Sangre, que me impactó. Creo que lo nominaron para el Oscar y le dieron otros premios por su trabajo en esta cinta.

En 2007 quedé muy a gusto al disfrutar de la actuación de Leo en The Departed, que por acá etiquetaron como El Infiltrado. Supe también que lo premiaron mucho y me pareció con justa razón.  Y muchos habían sido los premios que recibió DiCaprio, pero le habían negado el Oscar. Desde Titanic, creo que a su público le parecía muy injusto esa falta de reconocimiento.

Desde hace varios años no había visto sus actuaciones; muchos de sus filmes no fueron traídos a México, o solo fueron exhibidos un fin de semana y bueno, confieso que no quise ver Django Unchained. Tampoco vi El gran Gatsby … creo que me perdí de algo bueno, pero tengo el recuerdo de la interpretación de Robert Redford en el mismo rol y no quise sustituir esa memoria. Ah!, por televisión vi El Origen; me pareció muy interesante.

El año pasado, el extraordinario director mexicano Alejandro González Iñárritu, anunció que estaba realizando una cinta cuyo protagonista era DiCaprio. Ambos vinieron a México en enero pasado para el estreno de The Revenant. Alejandro habló ante los medios sobre las múltiples peripecias para lograr esta película. DiCaprio solo escuchaba, aunque me pareció que no entendía al cien lo que su director decía en español. Aprecié su apacible rostro y me pareció imposible no verlo guapo, pero ahora tiene una expresión llena de paz y serenidad. Cuando él habló (en inglés), recordó cuando filmó en la Cd. de México, dedicó múltiples elogios a G. Iñárritu y se mostró muy agradecido por la oportunidad de haber participado en El Renacido. Mostrarse humilde, me parece una señal de grandeza en un ser humano.

Cuando se estrenó en México, The Revenant, G. Iñárritu y el propio DiCaprio, ya habían obtenido magníficos reconocimientos de las más prestigiadas instituciones cinematográficas y estaban nominados a los Oscares.  La cosecha de honores enormemente merecidos, tuvo su culminación el 28 de febrero de 2016, en la ceremonia de entrega del Oscar. Nada estaba dado por seguro. Mucho menos cuando (creo injustamente), The Revenant no obtuvo su premio como la mejor película. G. Iñárritu y Emmanuel Lubezky ya habían sido reconocidos. Faltaba el Oscar para Leonardo DiCaprio. Fue un momento emocionante cuando lo nombraron, cuando el público presente se puso de pie para celebrar el feliz reconocimiento que él agradeció de manera sobria y elegante e hizo un llamado a nuestras conciencias acerca del cambio climático. Cierto que prácticamente dejó de lado su persona, para que con sus palabras reflexionemos acerca de lo mucho que nuestro planeta requiere para subsistir.

Me sorprende que un nutrido grupo se haya reunido en un sitio emblemático de esta capital mexicana, para demostrar su anhelo de que Leo fuera premiado con el Oscar. Algo, para mí inusitado. ¿Será el renacimiento de la “Leomanía”?; bueno, creo que ya ha "renacido". A los mexicanos nos satisface muchísimo que G. Iñárritu y Emmanuel Lubezky sean reconocidos; pero, ¿a qué se debe el gran entusiasmo por DiCaprio? Me respondo que es un reconocimiento atrasado y que su actuación en The Revenant es sobresaliente.

Orgullosa me siento de haber previsto que este artista, “cara de ángel”, llegaría muy lejos y en mi memoria guardo con alegría el momento en que en una modesta acera, haya visto fugazmente a ese muchacho de sonrisa traviesa, convertido ahora en todo un señor de la actuación y líder ecologista.